sábado, 30 de agosto de 2014

La realidad no es democrática

Nadie quiere refutaciones a sus ideas, si acaso confirmaciones. Las ideas, sobre todo si están normalizadas, nos definen y nos integran. Lugares comunes, correcciones políticas y presupuestos incuestionables, hacen grupo y conforman experiencias asumibles.


Si la realidad experimentada desmiente tercamente la validez de nuestras ideas, eso se debe, sin duda, a que unos malvados no nos dejan plasmarlas adecuadamente. No cabe otra explicación posible.


El estado no nos coacciona ni nos expolia.


Las administraciones públicas gestionan los recursos con excelencia.


La corrupción es un asunto menor.


La redistribución no responde a criterios ideológicos.


Si estamos de acuerdo, lo votamos y con la mitad más uno de los votos es verdad.













Los beneficios son la resultante de la creatividad ( idea empresarial ), el ahorro ( sacrificio ), el riesgo ( incertidumbre ) y la tenacidad ( esfuerzo ) de los capitalistas. Esto habría que votarlo primero para aceptarlo.


¿ Cuántos de los que quieren que se redistribuyan los beneficios quieren que se redistribuya la imaginación, se redistribuyan los sacrificios, se redistribuyan los riesgos y se redistribuya el esfuerzo ? Esta en una pregunta que solo puede hacer un malvado.

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