domingo, 29 de marzo de 2015

Anarcocapitalismo



Anarquía: Ausencia de Estado
Capitalismo: Sistema económico generador de riqueza
Sociedad: Conjunto de individuos organizados para la convivencia
Individuo: Ser humano vivo y libre, en busca de la prosperidad y la felicidad.












Anarcocapitalismo


Propiedad de uno mismo y de su bienes
Propiedad privada  adquirida con el trabajo, intercambiada voluntariamente o donada
No agresión-coacción-fraude contra personas y sus bienes


Sociedad sin Estado, organizando su convivencia, su economía , su seguridad, su solidaridad y su justicia desde la iniciativa privada.


El poder para el individuo, no para el ciudadano que lo delega en el político, no para el político que usa al Estado para gestionar los derechos fundamentales de los individuos.




Todo esto es éticamente consistente pero no es realista pensar que el Estado, con su inmenso y creciente poder vaya a desaparecer por iniciativa propia o ante una fuerza mayor, muy al contrario, su poder aumenta  gracias a la acción política que lo presenta como el garante de la seguridad, la justicia y el bienestar.


Ahora bien, el Estado, que se arroga el poder de gestionar los derechos fundamentales de los individuos, que interviene el capitalismo hasta hacerlo disfuncional y que endeuda a los ciudadanos hasta el colapso para mantener la ficción de su prodigalidad, el Estado inmoral, malévolo y ruinoso, no es más que un trile en el que el ciudadano cree que va a obtener beneficios con facilidad ( pago y voto ) y acaba mísero y con cara de bobo.


Fácil de entender, seguramente imposible de corregir, tristísimo en todo caso.













sábado, 21 de marzo de 2015

Derechos

Los derechos son consensos con base ética, tradicional y cultural que se defienden por la fuerza. Obligan a convencer y a vencer o si no están escritos en el agua.






Los derechos fundamentales son aquellos que consensuamos, defendemos y no sometemos a votación  democrática ( teóricamente ). Son el derecho a la vida, el derecho a la libertad ( a tener propiedad privada y a establecer contratos ) y el derecho a la justicia.

El resto de derechos son coyunturales y dependen de mayorías democráticas.

Si el Estado no salvaguarda sino que legisla nuestra vida, nuestra libertad y nuestra justicia, es decir, convierte los derechos fundamentales en coyunturales, aunque pudiera ser un Estado de derecho con permiso constitucional para hacerlo, en realidad es un estatalismo que vulnera nuestros derechos fundamentales porque tiene nuestro consenso y la fuerza.

El Estado vence con la fuerza, pero cómo convence, pues a través de la política.

La política va confeccionando los derechos coyunturales para que sean votados y aprobados, además  asimila los derechos fundamentales a los coyunturales.

Derecho a abortar, derecho a expropiar la renta, derecho a intervenir los contratos, derecho a politizar la justicia...y se vota.

Tu derecho a la vida, a la libertad y a la justicia no te los otorga ningún Estado y ningún Estado puede arrogarse el derecho a mangonear tus derechos fundamentales.

La cuestión es si el Estado que indudablemente te vence, además te convence.









martes, 17 de marzo de 2015

Partido político, partida de malevos



Los sistemas democráticos, que supuestamente dan el poder al pueblo, legitiman al poder, por lo que todo poder político se autodenomina democrático.


Cómo el poder del Estado, que debiera estar al servicio de los ciudadanos, pasa a estar al servicio de los políticos, es un trile sencillo.


Hay estructuras interpuestas entre los ciudadanos y el Estado, los partidos políticos, estructuras en las que brilla la corrupción y se desvanece la democracia.


Esas estructuras, levemente democráticas y evidentemente corruptas, representan a los ciudadanos para detentar el poder del Estado.


Nos representan. Sus corrupciones a título individual y a título organizativo, nos representan. Sus modos autoritarios, nos representan. Sus promesas incumplidas, nos representan. Sus gestiones ineptas, nos representan. Cuando anteponen su propios intereses a los de los ciudadanos, nos representan.


En democracia, el poder del Estado está secuestrado por estructuras autoritarias, corruptas y con poderosos intereses particulares que van de demócratas, de pulcras y de servidoras públicas.


Los ciudadanos ejercemos nuestra acción política  a través de la representación de estas partidas de malevos, y así nos va.


En 2015, la tecnología permite que cada ciudadano pueda votar telemáticamente cada ley, que cada ciudadano pueda votar directamente a su representante y retirarle su apoyo en cualquier momento, permite que cada ciudadano pueda fiscalizar todas y cada una de las cuentas públicas.


La tecnología, lo permite, las partidas de malevos, no.








El arte de lo posible

La política consiste en gestionar realidades ignominiosas.


"El poder del Estado pertenece al pueblo gracias al sistema democrático".


"El Estado tiene derecho a disponer de las propiedades de los ciudadanos y a coartar sus libertades porque los ciudadanos así lo han decidido".


"El Estado distribuye rentas y organiza la sociedad porque conoce las necesidades y es imparcial".


"Los políticos están solo al servicio de los ciudadanos y nunca al de sus propios intereses ni a los intereses del partido".








Una vez trileadas estas y otras trolas, pasadas por ciertas y bendecidas, comienza el arte de lo posible.


Con el dinero expropiado a los ciudadanos, así como con el margen de maniobra que les dan  las libertades coartadas a los ciudadanos, empieza la gestión de los intereses de los lobbies que pueden darles votos y financiación, es decir, continuidad. La mayoría de esos lobbies resultan ser también políticos.


Desde la continuidad ( políticos de carrera ) se interviene la sociedad para amoldarla con populismo a la ideología del bienestar y así apuntalar dicha continuidad, drenando los recursos creados y entorpeciendo la generación de nuevos recursos.


Por si la maraña legal no lo justifica todo, hay que supeditar el poder judicial al político, y se hace.


Cuando el entorpecimiento de la generación de recursos y la expropiación de los creados no da más de sí, entonces hay que redoblar el populismo y endeudarse con políticos afines.


Cuando todo resulta inepto para la prosperidad, para la supervivencia y para la dignidad, descubrimos que la política no es el arte de lo posible sino la gestión imposible de realidades ignominiosas.






martes, 10 de marzo de 2015

Protestar

Al analizar mi sociedad y su Estado, mi estupor es mayúsculo al comprobar cómo las libertades individuales, la propiedad privada y la justicia son saqueadas por el Estado, tanto más cuanto más redistribuidor, igualitarista y justiciero se autoproclama, es decir, a mayor populismo, mayor saqueo.


Todos los partidos políticos son obscenamente populistas en campaña electoral y en la oposición, y son simplemente populistas una vez instalados en el Estado.


Eso sí, todo legal. Democracia representativa, impuestos, legislación y control político de la justicia.


Y no puede ser de otra forma, pues es la esencia del político prometer sin medir, y saquear, porque puede hacerlo desde el Estado, para tratar de mantener su estatus y las expectativas creadas.


Protestar es tan absurdo como si le protestara una cebra a una leona.


Protestar es imaginar que el político puede cambiar el orden de los intereses políticos ( 1ºparticulares, 2ºde partido, 3ºdel Estado, 4ºcoyunturales y 5ºde los demás ).


Protestar es entender cómo son las cosas y hacer como que no se han entendido.


Protestar es querer que los políticos no actúen y que no utilicen al Estado.


Protestar no me relaja más que comprender.


Es humorístico ver cómo los políticos se afanan en explicarnos que nos devoran por nuestro bien y cómo el grueso de la sociedad no puede estar más de acuerdo.


La posibilidad de votar a partidos políticos con los que no comparto nada no significa que doy permiso y aprobación para que expropien mi renta, coarten mis libertades y mangoneen la justicia.


Ni protestas ni anuencias.














lunes, 2 de marzo de 2015

El estado del Estado



Recientemente ha habido algunas declaraciones en la Congreso de los Diputados del Reino de España en el contexto del debate sobre el estado de la nación.

Una nación en la que los derechos de los ciudadanos están en función del territorio ( fueros, cupos, conciertos, embajadas, tramos autonómicos ...), merece un debate que no sucedió.

Un Estado que expropia a sus ciudadanos sus ingresos arbitraria y coercitivamente ( cotizaciones, IRPF, IVA, hidrocarburos, tasas ...), merece un debate que no sucedió.

Un Estado que redistribuye arbitrariamente las rentas ( grupos de presión, intereses electorales, auto-promoción ...), merece un debate que no sucedió.

Un Estado que interviene las libertades de sus ciudadanos a cambio de unos servicios públicos que tienden a la ineficiencia ( falta de competencia ), la corrupción ( controlador sin supervisión ) y al déficit ( sin precios ni quiebras ), merece un debate que no sucedió.

Trileros de la democracia discutiendo matices de populismo.

No importa quién ganó el debate, sabemos quién ha perdido.







Que lo llamen sardana anual del Congreso y listo.