Las personas pueden vivir su vida sin tomar una sola decisión vital racional, sin especial problema.
Haciendo lo que la autoridad ordene ( padres, jefes, Estado... ), haciendo lo que la mayoría de la gente suscribe ( familia, pueblo, generación, sociedad...) y haciendo caso al corazón ( y esporádicamente a la bilis ), pues suficiente. El raciocinio basta para saber que te dan el cambio correcto y para leer carteles indicadores.
Un uso intensivo de la razón podría hacer que cuestiones a la autoridad o a la mayoría ( problema seguro ) y que retes a tus emociones ( problema seguro ).
La autoridad es fuerte, y muchas veces violenta, el grupo arrastra y las emociones no se rigen por códigos racionales, los obvian.
La autoridad te exige obediencia a cambio de seguridad, el grupo te exige mimetismo y las emociones que actúes sin calcular las consecuencias a cambio de satisfacción.
La razón exige esfuerzo intelectual y a cambio ofrece libertad y coherencia.
La ética de la libertad ( no agredir la vida/cuerpo/pertenencias/decisiones voluntarias de los demás ) es racionalmente impecable
Un libertario poco puede argumentar ante los imperativos emocionales, más allá de recomendar un cálculo de consecuencias. Un libertario puede argumentar contra los imperativos sociales a riesgo de quedarse solo. Un libertario puede denunciar los abusos de la autoridad y cuestionar su legitimidad misma, a riesgo de perder incluso la vida.
Uno puede razonar que la vida está llena de emociones y llena de otros, llena de cosas imprescindibles que son ajenas o contrarias a la razón, que la razón es parte de la vida, no la vida misma.
Ahora bien, solo una vida llena de decisiones libres y responsables es una vida que no te han vivido otros.