Al analizar mi sociedad y su Estado, mi estupor es mayúsculo al comprobar cómo las libertades individuales, la propiedad privada y la justicia son saqueadas por el Estado, tanto más cuanto más redistribuidor, igualitarista y justiciero se autoproclama, es decir, a mayor populismo, mayor saqueo.
Todos los partidos políticos son obscenamente populistas en campaña electoral y en la oposición, y son simplemente populistas una vez instalados en el Estado.
Eso sí, todo legal. Democracia representativa, impuestos, legislación y control político de la justicia.
Y no puede ser de otra forma, pues es la esencia del político prometer sin medir, y saquear, porque puede hacerlo desde el Estado, para tratar de mantener su estatus y las expectativas creadas.
Protestar es tan absurdo como si le protestara una cebra a una leona.
Protestar es imaginar que el político puede cambiar el orden de los intereses políticos ( 1ºparticulares, 2ºde partido, 3ºdel Estado, 4ºcoyunturales y 5ºde los demás ).
Protestar es entender cómo son las cosas y hacer como que no se han entendido.
Protestar es querer que los políticos no actúen y que no utilicen al Estado.
Protestar no me relaja más que comprender.
Es humorístico ver cómo los políticos se afanan en explicarnos que nos devoran por nuestro bien y cómo el grueso de la sociedad no puede estar más de acuerdo.
La posibilidad de votar a partidos políticos con los que no comparto nada no significa que doy permiso y aprobación para que expropien mi renta, coarten mis libertades y mangoneen la justicia.
Ni protestas ni anuencias.
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