Tal vez porque esta realidad implica aceptar que la prosperidad precisa de libertad, esfuerzo, incertidumbre, creatividad, competitividad, mérito, colaboración, ausencia de violencia, seguridad jurídica... y ese tipo de cosas que, aunque proporcionan prosperidad, no nos aseguran la misma prosperidad a todos y a la vez, es por esta asimetría que resulta tan frecuente que haya quien prefiera prescindir de todo esto a cambio de que se le dé cierta prosperidad con absoluta seguridad.
Entender que esa renuncia acaba con toda posibilidad de prosperidad alguna, resulta siempre algo dolorosamente empírico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario