sábado, 13 de diciembre de 2014

Patria


He visto llorar a Marc Márquez, bicampeón del mundo de MotoGP, mientras daba explicaciones sobre lo qué había decidido hacer legalmente con su vida y sus propiedades ante las acusaciones de traidor a la patria que le habían llovido desde que se conoció que trasladaba su domicilio a Andorra.

Dando por hecho que quienes le abroncan nunca pagarán en impuestos lo que ya ha pagado el señor Márquez y que jamás podrán señorear el nombre de España por el mundo como ya lo ha hecho el señor Márquez, la cuestión no es si tienen razón sino por qué creen tenerla.

Los impuestos no los impone por la fuerza la patria, cuándo, cómo y qué cantidad, sino el gobierno y su monopolio de la violencia legal;  y esta coacción no define si existe o no, y en qué grado, un sentimiento.

Los españoles secesionistas pagan impuestos en España.

Los españoles emigrados no pagan impuestos en España.




Los abroncadores no son una panda de envidiosos resentidos sino una legión de fervorosos patriotas.

La patria es el último refugio de los canallas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario