miércoles, 3 de septiembre de 2014

Prosperidad y libertad

Los seres humanos sabemos prosperar desde la colaboración.



 
 

Lo hacemos pese a que nos han expropiado el dinero, pese a que con expansiones crediticias e inyecciones arbitrarias de dinero, desde los estamentos públicos, se interviene y distorsiona un mercado supeditándolo a los intereses del tándem político-bancario, prosperamos pese al un mercado laboral intervenido y prosperamos incluso pese a la confiscación fiscal.




Un liberal puede pretender un dinero privado, el patrón oro, una banca privada libre y sin bancos centrales, un derecho mercantil que impida la invención de dinero... puede aspirar a prescindir de un estado que le sustrae sus bienes a cambio de eludir la cárcel y del más absoluto de los desprecios.



Entre pretensiones y aspiraciones transitamos por una estructura de tutela y coacción, reclamando menos impuestos, su gestión mínimanete eficaz y libertad para poder gestionar con eficacia los recursos no confiscados.




Los coaccionadores no quieren escuchar, los beneficiarios de la coacción solo escuchan sus propias risotadas y los coaccionados que creen que algo sacan como contraprestación no entienden de qué narices de libertad hablamos.






Lo bueno de las causas justas es que cada vez que alguien se cuestiona un statu quo injusto, este cruje. Aspirando a toda la libertad y siempre reclamando más libertad.


Es una aspiración de libertad y justicia que supone la posibilidad real de la prosperidad, de la reducción de la miseria, es decir, de lo que nos engrandece como seres humanos creativos y colaboradores.


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